Instituto Agropecuario Salesiano Carlos Pfannl

Camino de entrada al Instituto.

Carlos Pfannl

Historia

Esta obra salesiana, que lleva el nombre de uno de sus benefactores, se funda el 24 de marzo de 1954 con lo jóvenes del tercer curso de la Escuela Agrícola de Ypacarai. Abarcaba entonces cinco mil hectáreas de bosque y campos.

El padre Guido Coronel se dedicó a la tarea de las construcciones del gigantesco y actual Instituto Agropecuario de Coronel Oviedo. Allí funda también la extensa parroquia que llevará el nombre de María Auxiliadora.

Parroquia María Auxiliadora

Una tarea educativa sin igual; terrenos privilegiados, recursos productivos y una ubicación estratégica al servicio de la juventud rural, hacen del Instituto Agropecuario Salesiano “Carlos Pfannl” de Coronel Oviedo una de las obras salesianas más importantes del país.

A la escuela llegan alumnos de todas partes de la país, para salir después buenos cristianos, honrados ciudadanos y capacitados bachilleres agropecuarios.

A partir del 2004 el I.A.S. abre sus puertas a las chicas que quisieran seguir esta especialidad. La Obra salesiana de Cnel. Oviedo, además del IAS, atiende pastoralmente extensísima la Parroquia María Auxiliadora.

El Bachiller Técnico Agropecuario:

Planifica, ejecuta y evalúa en forma sencilla fincas familiares y medianas.

Utiliza las nuevas técnicas de producción agropecuaria, acorde a la realidad.

Ama el campo y valora su profesión en función del aporte que hace la realización personal y el bienestar comunitario.

Valora la importancia de una alimentación equilibrada como medio de fortalecer la salud física.

Valora la importancia del equilibrio ecológico, aplicando técnicas sustentables en el manejo y explotación de los recursos naturales.

El estudiante salesiano:

Se identifica con el fin educativo y la espiritualidad salesiana.
Es protagonista de su aprendizaje y formación humano-cristiana, profesional y vocacional.
Cultiva el sentido crítico para ser solidario.
Es agente de cambio y constructor de paz.
Crece en un claro y alegre testimonio cristiano de su fe.
Es promotor del respeto a los derechos humanos, a la democracia y a la equidad.
Valoriza la cultura del trabajo.
Es capaz de integrarse al mundo productivo.
Ama con pasión la vida, su familia, la naturaleza, como dones de Dios.
Se identifica con su realidad nacional.