Novena a Don Bosco: Segundo día
Fotografía: Andrea Cherchi |
Oración Inicial
Señor Dios Padre Celestial: Tú que has suscitado en San Juan Bosco un Educador admirable para la juventud, un benefactor eficaz para los pobres y angustiados, y un generoso bienhechor para los que necesitan salud, empleo, facilidades de estudio, tranquilidad espiritual, conversión u otra gracia especial, y que con el Auxilio de la Virgen María le has permitido hacer tantos y tan admirables prodigios a favor de los devotos que la rezan con fe, concédenos imitarlo en su gran interés por salvar almas, y por obtener el mayor bien espiritual y corporal para el prójimo.
Que recordemos siempre que el bien que hacemos a los demás, lo recibe tu Hijo Jesús como hecho a Él mismo y que debemos hacer a los otros todo el bien que deseamos que los demás nos hagan a nosotros.
Por la intercesión de tan amable Protector, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena…
[En este punto, en silencio, pide los favores que deseas obtener]
Desde ahora aceptamos que se cumpla siempre y en todo tu Santísima Voluntad, pero te suplicamos humildemente que tengas misericordia de nosotros, remedies nuestros males, soluciones nuestras situaciones difíciles y nos concedas aquellos que más necesitamos para nuestra vida espiritual y material.
Todo esto te lo suplicamos en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quien contigo y el Espíritu Santo, vive y reina y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a María Auxiliadora
Oh María, Virgen Poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia; Admirable Auxiliadora de los Cristianos; Terrible contra los enemigos del alma como un ejército en orden de batalla. Tú que has triunfado de las herejías y de los errores del mundo, consuélanos en nuestras angustias.
Fortalécenos en nuestras luchas. Asístenos en los momentos difíciles. Protégenos contra los adversarios de la salvación y a la hora de la muerte llévanos al gozo eterno del Paraíso. Amén.
Día Segundo
Consideración: La juventud de San Juan Bosco
A los 11 años Juanito Bosco tuvo que irse de su hogar porque su hermanastro Antonio le tenía una gran antipatía y lo golpeaba. El niño tuvo que emplearse de obrero en una finca, cuidando animales y labrando terrenos durante 2 años, al final de los cuales un tío suyo vino y lo devolvió otra vez a su familia y se propuso costearle los estudios de primaria, que pudo empezar a los 13 años.
Para ir de su casa a la escuela tenía que andar 80 cuadras a pie, por entre caminos llenos de calor y polvo en verano, o llenos de lodo frío o nieve en invierno. Andaba descalzo para no gastar su único par de zapatos, que se ponía al llegar al pueblo. Al fin un sastre que era músico y cantor, al verlo hacer todos los días tan largo recorrido y sintiendo que el joven tosía mucho a causa de los viajes en medio de aguaceros y tempestades, le concedió que durmiera en su casa debajo de una escalera y le ofreció un plato de sopa cada medio día a cambio de que Juanito le ayudara en los tiempos libres en su taller.
Así el joven aprendió el arte de la sastrería y también la música, que le iban a servir mucho cuando fundara más tarde, talleres para enseñar a niños pobres. Juan hizo los cinco cursos de primaria en sólo dos años, y a los 15 empezó su bachillerato. Sus estudios le costaron muchos sacrificios, pero se di cuenta de lo importante que es proporcionar faciliades de estudio a los niños pobres, y luego durante toda su vida fue ese su gran ideal: hacer que los niños más desamparados pudieran encontrar facilidades para estudiar y prepararse bien para la vida. Y ahora desde el cielo sigue concediendo muchos favores a quienes le piden ayuda para conseguir estudio para los hijos.
Ejemplo: El primer gran consejo de la mamá. Y el segundo sueño.
El día en que se separó de mamá Margarita para irse al colegio, la buena mujer le dio un consejo que ya nunca se le iba a olvidar: “El día que tú naciste, yo te consagré a nuestra Señora. Cuando empezaste tus estudios te recomendé mucho la devoción a la Madre Celestial. Ahora te vuelvo a recomendar que seas siempre un fiel devoto de María Santísima. Ama a los compañeros que sean devotos de la Santísima Virgen; y si llegas a ser sacerdote recomienda y propaga siempre la devoción a la Madre de Dios”.
Los primeros años de estudio los compañeros de Juan lo veían preocupado y serio.
-¿Qué te pasa Bosco que estás como muy preocupado?,- le dijo un amigo llamado José Turco.
-Mira es que deseo estudiar y llegar a ser sacerdote, pero no veo como lograrloo porque mi mamá es sumamente pobre y no tengo quien me ayude para entrar en el seminario. Ni siquiera tengo dinero para los libros. No sé como llegaré a lo que más deseo, que es ser sacerdote.
Pero un día la familia vio que el joven Bosco estaba alegrísimo, como quien ha recibido la más bella noticia.
-¿Qué te pasa Juanito, que estás tan contento en este día?- le preguntó el padre de la familia Turco.
-Ah, es que he recibido una agradabilísima noticia. En un sueño la Santísima Virgen me prometió darme toda la ayuda necesaria para que yo logre llegar a ser sacerdote y educador.
-Pero esto no es sino un sueño- le dijo el señor Turco- y del dicho al hecho hay un gran trecho.
-Sí, sí- respondió Juanito- Pero con la ayuda de la Virgen María yo lo podré todo. Seré sacerdote. Guiaré a tantos y tantos jóvenes y les haré tanto bien -y sus ojos brillaban de alegría.
Invitado por la familia amiga, se sentó en el suelo en medio de todos esos buenos amigos y les narró el Sueño Profético que había tenido.
“Vi que venía hacia mí una bellísima Señora al frente de un numerosísimo rebaño, y acercándose y llamándome por mi nombre me dijo: ‘Juanito, todo este rebaño te lo dejo a tus cuidado’.
Pero yo le respondí: ‘Señora, ¿cómo haré para conseguir pastos para tantas ovejas y corderos? ¿Cómo lograré guiarlos y defenderlos?.
La Señora me respondió: ‘No temas. Yo estaré a tu lado y te ayudaré’. Y desapareció”.
En adelante nadie vio preocupado al joven Bosco. Aunque la pobreza lo acorralaba, aunque los desprecios lo herían y a veces parecía que todo le faltaba (la pobreza lo acompañó hasta la muerte) nunca nadie lo vio triste o preocupado. Él recordaba la frase de Nuestra Señora en su segundo sueño: “Yo estaré a tu lado y te ayudaré”. Y se cumplió a la letra.
Más de 800 milagros hizo en vida Don Bosco al rezar con fe a María Auxiliadora, y con su ayuda llevó a cabo obras portentosas con medios económicos que no presentaban ninguna probabilidad de triunfo. Él repetía siempre: Si tenéis fe en María Auxiliadora veréis lo que son los milagros”.
Práctica
Ayudaré a un pobre o haré un favor a alguna persona.
Gozos
Santo que nunca desoyes a quien confiado te implora
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Enséñanos la humildad con que ascendiste a esa altura donde hoy tu gloria fulgura en eterna claridad; y prodiga con ternura al que sufre y al que llora
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
Ruega, Padre, por nosotros a María Auxiliadora.
¡Oh! San Juan Bosco, Padre y Maestro de la Juventud, que tanto trabajaste por la salvación de las almas: se nuestro guía para bien de la nuestra, y la salvación del prójimo. Ayúdanos a vencer las pasiones y el respeto humano; enséñanos a amar a Jesús Sacramentado, a María Auxiliadora y al Papa, e implora de Dios para nosotros una santa muerte, a fin de que logremos reunirnos contigo en la gloria. Amén.
Padre Amado, haz que seamos tan santos como lo eras tú.
Padrenuestro
Avemaría
Fuente: IdentidadSalesiana.com
Novena a Don Bosco: Segundo día
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