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Salesianos de Don Bosco. Paraguay

El famoso cuadro de María Auxiliadora


Basílica de María Auxiliadora en Turín. Ph: Andrea Cherchi.

En la primera reunión que Don Bosco tuvo con Tomás Andrés Lorenzone (1824-1902), el pintor que había elegido para pintar el cuadro para la nueva Iglesia de María Auxiliadora, dejó maravillados a todos los presentes con la grandiosidad de sus ideas. Expresó así su pensamiento: 

“En lo alto, María Santísima entre los coros angélicos; en torno a Ella y más cerca los apóstoles, después los mártires, los profetas, las vírgenes y los confesores. En tierra, los emblemas de las grandes victorias de María y los pueblos de las distintas partes del mundo con las manos levantadas pidiendo auxilio”. 

Hablaba como de algo ya visto por él y precisaba todos los detalles. Lorenzone lo escuchaba sin perder sílaba. Cuando Don Bosco terminó, le preguntó: 

-“¿Y dónde pondrá ese cuadro?” 
-“¡En la nueva iglesia!” 
-“¿Cree que cabrá en ella?” 
-“¿Por qué no?” 
-“¿Y dónde encontrará la sala para pintarlo?”
- Eso va por cuenta del pintor” 
-“¿Dónde quiere que halle un espacio capaz para este cuadro? Haría falta toda la plaza Castillo. Salvo que pretenda una miniatura para el microscopio” 

Todos rieron. El pintor demostró su punto de vista, teniendo en cuenta las medidas y reglas de la proporción. 


Caricatura de Lorenzo pintando el cuadro.
Don Bosco quedó un poco contrariado, pero no tuvo más remedio que reconocer que el pintor llevaba razón. Se decidió que el cuadro llevara solamente la Virgen, los apóstoles, los evangelistas y algunos ángeles en la parte superior. Al pie del mismo, bajo la gloria de la Virgen, iría el Oratorio. Se alquiló un amplísimo salón del palacio Madama y el pintor empezó inmediatamente su trabajo; este le ocuparía casi tres años. 

 “Cierto día –cuenta un sacerdote del Oratorio – entré en el estudio del pintor para ver el cuadro. Era la primera vez que yo me tropezaba con Lorenzone. Estaba él sobre una escalerilla dando los últimos toques al rostro de la imagen de la Virgen. No se volvió al ruido de mi entrada, continuó su trabajo. 

Después de un rato descendió y se puso a contemplar el efecto que daban los últimos retoques. De pronto se percató de mi presencia: me agarró de un brazo y me llevó a un punto desde donde pudiera apreciar mejor el cuadro y, una vez alli, me dijo: 

-¡Mire qué hermosa es! No es obra mía; no soy yo quien pinta, hay otra mano que guía la mía. Y esta, a mi parecer, pertenece al Oratorio. 

Diga, pues, a Don Bosco que el cuadro saldrá como él lo quiere. Estaba locamente entusiasmado. Después se puso nuevamente a su trabajo”. Cuando se llevó el cuadro a la iglesia y se colocó en su lugar, Lorenzone cayó de rodillas derramando abundantes lágrimas. (MBe VIII, 17-18) 
Basílica de María Auxiliadora en Turín. Ph: Andrea Cherchi.

Descripción del cuadro hecha por Don Bosco 

Tiene más de siete metros de alto por cuatro de ancho. Se presenta a la vista como una aparición de María Auxiliadora de la siguiente manera: la Virgen campea en un mar de luces y majestad, puesta sobre un trono de nubes. La cubre un manto sostenido por un grupo de ángeles, los cuales, formando una corona a su alrededor, le rinden honores como a su Reina. 

Con la derecha sostiene el cetro, que es símbolo de su poder, como aludiendo a las palabras dichas por Ella en el Evangelio: Fecit mihi magna qui potens est. En la mano izquierda sostiene al Niño, que tiene los brazos abiertos, ofreciendo así sus dones y su misericordia a todo el que recurra a su augusta Madre. En la cabeza tiene la diadema, es decir, la corona con la que es proclamada Reina del cielo y tierra. De la parte de arriba sale un rayo de luz celestial que, desde el ojo de Dios, va a posarse en la cabeza de María. En él están escritas estas palabras nen latín: “El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”, es decir, te cubrirá y fortalecerá. 

Por la parte superior del otro lado bajan otros rayos que parten de la paloma (Espíritu Santo) y van a posarse también en la cabeza de María, teniendo en medio estas palabras: “Ave María”. Este fue el saludo dirigido a María por el arcángel San Gabriel cuando, en nombre de Dios, le anunció que iba a ser Madre del Salvador.

Más abajo están los santos Apóstoles y los evangelistas san Lucas y san Marcos en tamaño un poco mayor que el natural. Aparecen como transportados por un dulce éxtasis exclamando: “Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros” y mirando atónitos a la Virgen, que aparece majestuosa sobre las nubes. 

Finalmente, en el fondo del cuadro aparece la ciudad de Turín con otros devotos, que agradecen a la Virgen los favores recibidos y le suplican que siga mostrándose Madre de misericordia en los graves peligros de la vida presente. En general, el trabajo está bien claro, proporcionado, natural, pero el mérito que nunca perderá es la idea religiosa que produce una impresión devota en el corazón de todo el que lo admira. (G. BOSCO, Maravillas de la Madre de Dios, Auxiliadora de los cristianos. 1990, p. 73-74). 
Basílica de María Auxiliadora en Turín. Ph: Andrea Cherchi.

Símbolos del cuadro

  • María de pie domina el cuadro, en posición vertical. Esta “verticalidad dominante”, es un símbolo mariano referido a la Inmaculada y a la Madre de Dios: luna, estrella, aurora, trono, lugar elevado y santo, torre de David. La verticalidad expresa así la ascensión hacia la esfera divina, en la que la criatura es consagrada. 
  • La doble coronación: la corona de estrellas y la corona real. 
  • La corona de estrellas indican la cercanía a la divinidad, y ya se usaban en las antiguas civilizaciones. Estas doce estrellas pueden indicar las doce tribus de Israel, o los doce Apóstoles. En nuestro cuadro las estrellas tienen seis puntas formada por la intersección de dos triángulos: en la antigüedad era considerada como símbolo de María lugar de encuentro entre el Cielo y la Tierra. Aunque poco visibles, en la imagen ideada por D. Bosco, es cuanto queda de la iconografía de la Inmaculada 
  • La corona ha adquirido a lo largo de los siglos un intenso potencial simbólico, convirtiéndose en signo del soberano. María es presentada como una reina adornada con los símbolos el poder: vestida suntuosamente, coronada, con el cetro, semejante en todo en el vestido y en las joyas a una soberana del mundo. Tanto la corona de María como la del Niño son rematadas en el centro por una estrella. María es la Stella Maris, la estrella del mar que guía a los navegantes, y en este sentido, María es quien nos guía al puerto seguro. 
  • El precioso cetro, es una insignia de poder y de gobierno. La simbología del cetro unida al juicio y a la investidura de los soberanos, así María se manifiesta como reina que actúa concretamente en favor de su pueblo. Madre que guía, protege y hasta combate por sus hijos, junto a los que siempre está presente. 
  • La colocación del edificio del Oratorio en la parte baja, es un recurso que utilizará el pintor para expresar la “convicción de una protección particular de Dios en favor de la salvación de los jóvenes”. 

Basílica de María Auxiliadora en Turín. Ph: Andrea Cherchi.

El mensaje del cuadro 

El lienzo del ábside con la bellísima imagen de la Virgen representa tanto a la Iglesia como a la Virgen: 

María es figura de la Iglesia, madre y modelo de ella, donde el rostro de la Madre es igual al rostro del Hijo, y donde ella aparece sostenida por Pedro y Pablo, y rodeada por los apóstoles y evangelistas. En una palabra: una Iglesia apostólica y misionera. 

La Virgen de Don Bosco es una reina, sí, coronada de doce estrellas y vestida de sol, como la mujer signo del Apocalipsis, aunque no preparada para abatir a sus enemigos, sino amorosa, providente, con los brazos abiertos para proponer y ofrecer a su Hijo. El Hijo, por su parte, según las palabras de D. Bosco, “tiene los brazos abiertos, ofreciendo así sus gracias y su misericordia a quien recurre a su Augusta Madre. 

La Virgen de Don Bosco “está vestida de sol”, llena de poder, por estar inmersa en aquel mar de luz que es Dios. En la realización de esta misión no estamos solos. María nos ha sido dada como auxilio poderoso contra el mal en la lucha por la salvación de los jóvenes, Auxiliadora que cuida con amor de madre a todos aquellos que se encuentran atravesando ese mundo oscuro representado a sus pies. 





El Papa Francisco contempló el cuadro durante su visita a la Basílica de María Auxiliadora, en Junio del 2015. Ph: infoANS


























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