Recordando a Mamá Margarita, la mamá de Don Bosco
ANS | Roma - Para toda la Familia Salesiana, la madre de Don Bosco, Margarita Occhiena es un ícono luminoso, una inspiración, un modelo de vida apostólica para imitar.
Fue la madre de Don Bosco y madre para los primeros muchachos de Valdocco, y lo es para todos aquellos que comparten el carisma salesiano, para quienes simplemente es “Mamma Margherita”.
El Papa Benedicto XVI la ha declarado Venerable, por haber vivido una vida de virtudes heroicas y hoy, 25 de noviembre, recordamos un aniversario más de su partida.
Margherita Occhiena nació en 1788 en Capriglio, a unos 3 km de Becchi, y falleció en Valdocco el 25 de noviembre de 1856. Por su participación en la misión salesiana es considerada también como la primera Salesiana Cooperadora y en muchos países los Salesianos Cooperadores han dedicado en su honor los “Laboratorios Mamma Margherita” para apoyar la misión salesiana.
Desde hace algunos meses en Valdocco, en la cuna del carisma salesiano, se encuentra una estatua que la representa, inaugurada y bendecida durante el Capítulo General 28° por el Rector Mayor.
Lo que ha escrito el Papa Francisco sobre Mamá Margarita, en el mensaje enviado al CG 28, da un tono muy particular este año a la celebración de la madre de Don Bosco.
“¿Que hubiera sido de Valdocco sin la presencia de Mamá Margarita? ¿Hubieran sido posibles nuestras casas sin esta mujer de fe? En algunas regiones y lugares hay comunidades que se mantuvieron y transmitieron la fe durante mucho tiempo ‘sin que ningún sacerdote pasara por esas partes, incluso durante décadas. Esto fue posible gracias a la presencia de mujeres fuertes y generosas: mujeres que han bautizado, catequizado, enseñado a rezar, fueron misioneras, seguramente llamadas y empujadas por el Espíritu Santo. Durante siglos las mujeres han tenido en pié la Iglesia en esos lugares con admirable dedicación y fe ardiente’ (Exhort. ap. postsin. Querida Amazonia, 99).
Sin una presencia real, efectiva y afectiva de las mujeres, a nuestras obras le faltaría el coraje y la capacidad de entender la presencia como hospitalidad, como casa. Delante al rigor que excluye, es necesario aprender a generar la nueva vida del Evangelio. Les invito a llevar adelante dinámicas en las cuales la voz de la mujer, su mirada y su actuar -apreciado por su singularidad- encuentre eco para tomar las decisiones; no como un actor auxiliar sino constitutivo de vuestra presencia”.
El mensaje del Papa y el recuerdo de la acción de Mamá Margarita constituyen una invitación fuerte para la Congregación Salesiana a progresar en el camino con los laicos y a valorizar el genio femenino en la misión salesiana.