«Don Bosco sigue más vivo que nunca»
En medio de los escombros, la casa salesiana abre todos los días sus puertas para recibir a cientos de niños y jóvenes, porque queremos que entre tanta muerte, siga la vida.
Amigos lectores y querida familia salesiana. Cuando les escribo este saludo, con un poco de anticipación para que sea editado en el mes de enero, y haciendo memoria de Don Bosco, me encuentro en compañía del Inspector de la provincia salesiana del Medio Oriente.
Animadores salesianos en Siria. |
Colonia de verano en el Oratorio Salesiano de Alepo, Siria. |
Y puedo decirte que es increíble como en vez de disminuir, el número de jóvenes aumenta y sigue aumentando. Me conmueve ver a más de 1.500 muchachos, muchachas y jóvenes, el doble que tiempo atrás, que quieren venir a la casa de Don Bosco para encontrarse con los otros, para vivir, para rezar, para jugar.
Don Bosco sigue vivo entre los niños y jóvenes de Alepo. |
Yo lo escuchaba sin poder decir palabra y profundamente conmovido también.
Y es cierto. Don Bosco sigue más vivo que nunca.
Indudablemente, en el paraíso, en la Vida Otra que es Vida en Dios, pero además aquí, entre nosotros porque son cientos y cientos de salesianos, de hermanas y de laicos y jóvenes que hacen que siga vivo su sueño, y su tarea educativa y evangelizadora, y el encuentro personal con cada muchacho, con cada joven.
Y tal como les cuento de Alepo podría decirles de otros muchos lugares.
Animadores salesianos recorren la destruída ciudad de Alepo. |
Cerca de 1.500 niños y jóvenes asisten al Oratorio Salesiano de Alepo, en Siria. |
En este sentido no me resisto a contarles un hecho muy sencillo que habla del buen sentido y grandez de corazón de Don Bosco. Verán que es sólo una anécdota pero lo dice todo.
Lo cuenta, mucho después de su muerte, un salesiano, Don Alessandro Luchelli, que vivió en el Oratorio de Valdocco varios años con Don Bosco.
Iglesia salesiana de Aleppo, Siria. |
Pues bien, cuenta Alessandro que “un día me encontraba a lado de una fila de los muchachos a mi cargo, mientras esperaban su turno para ir al estudio. Yo los mantenía firmes con expresión severa exigiendo que mantuviesen bien la fila. En aquel momento pasa Don Bosco, me pone la mano sobre la espalda y me dice: “ma lascia un po'stare” (pero dejar estar un poco). Don Bosco no quería las filas. Las toleró solo cuando el número de jóvenes había aumentado mucho y parecía que se hacían necesarias”.
Hasta aquí este otro testimonio que habla de ese corazón de padre que cuida hasta de las cosas más sencillas de la casa, de la familia, de los jóvenes de la casa salesiana. Como en Alepo, como en Sierra Leona, con en Ghana, como en Ciudad Don Bosco de Colombia, como en Etiopía, como con los muchachos refugiados recogidos en las casas salesianas de Alemania… Y así cientos y cientos de nombre que podría añadir.
Esto es lo que nos hace decir también hoy, junto con Abuna Munir de Alepo, que Don Bosco, sigue vivo, muy vivo en tanta vida de las casas salesianas del mundo y en tanta vida que dan sus hijos e hijas, ya sean religiosos, religiosas, laicos de todo el mundo que intentan, en la sencillez de sus vidas, 'ser Don Bosco hoy'.
Fuente: ANS
«Don Bosco sigue más vivo que nunca»
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