Entrevista a Mons. Cristóbal López
(ANS – Tánger) – Desde las migraciones hasta la beatificación de los mártires de Argelia, pasando por la relación con los musulmanes: entrevista al salesiano español de 66 años monseñor Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, después de la asamblea de los obispos de la Región de África del Norte.
Por Cristina Uguccioni
¿Cuáles temas tomaron en consideración durante esta asamblea?
Los principales temas examinados fueron cuatro: nuestra presencia en países musulmanes, la beatificación de los 19 mártires de Argelia (entre los que están Pierre Claverie, obispo de Orán, y los siete monjes transitas franceses de Tibhirine), la Carta del Papa Francisco al pueblo de Dios dedicada al tema de los abusos sexuales en la Iglesia y, para concluir, pero fue el primero y el más importante, la migración.
Este último tema fue afrontado con algunos huéspedes: el cardenal Francesco Montenegro, presidente de la Caritas italiana, y una delegación de la Comisión Episcopal para las Migraciones (Cemi) de la Conferencia Episcopal de Italia, guiada por monseñor Guerino Di Tora, presidente de la Cemi y de la Fundación Migrantes.
Al final de su encuentro, ¿cuáles consideraciones surgieron sobre el tema de las migraciones?
Antes que nada, nosotros, los obispos de África del Norte, como escribimos en el documento final, queremos llamar la atención de todos sobre los sufrimientos que soportan los migrantes: el viaje hacia Europa (que implica la terrible travesía por el desierto desde los países del África sub-sahariana, la llegada a los países del Magreb y el viaje hacia las costas europeas) está caracterizado por sufrimientos, vejaciones, violencias de todo tipo: estos viajes no son un paseo, son un calvario para miles de hombres, mujeres y niños.
Nosotros, los obispos, denunciamos la falta de respeto de los derechos humanos de esta enorme humanidad sostenida solamente por la esperanza en un futuro mejor y postrada por el sufrimiento. Y, último punto, nosotros, los obispos, renovamos nuestro compromiso para ocuparnos de estas personas en las que reconocemos el rostro de Cristo que sufre.
¿Cómo se articula la asistencia a los migrantes que llegan de sus países con la intención de alcanzar las costas de Europa?
La Iglesia en Marruecos, Argelia y Túnez (Libia, hundida en el caos, es un caso particular) se ocupa de los migrantes con varias iniciativas organizadas principalmente por las Caritas locales, con la ayuda de las Caritas de algunos países europeos, como Italia. En Marruecos, por ejemplo, hemos dado un millón y medio de euros y puesto en marcha el programa Kantara (puente), que asiste a miles de migrantes gracias al generoso compromiso de médicos, psicólogos, maestros, mediadores culturales: garantizamos asistencia médica y psicológica, educación escolar para los menores, formación profesional, inserción en el mundo del trabajo.
También los gobiernos tratan de hacer su parte: en Marruecos, el país que conozco mejor, se asegura la asistencia sanitaria a todos los migrantes que llegan aquí y educación escolar para los menores. Además, muchísimos (50 mil solamente en los últimos tiempos) han sido regularizados.
¿Qué les parece la actitud de Europa frente a los migrantes?
Indignación, porque las decisiones de los gobiernos revelan una clara actitud egoista. Y tristeza, porque sabemos que en Europa, entre los que vigorosamente se oponen a la presencia de los migrantes, también hay personas que van todos los domingos a misa. Es triste que muchos fieles no logren ver el rostro de Cristo en estos hermanos que sufren. Que quede claro: sé bien que las migraciones son un fenómeno complejo y difícil. No existe una solución fácil.
Una acogida ordenada, una integración bien hecha no son cosas que se improvisen, requieren mucho trabajo. Por otra parte, cerrar el corazón, ceder a la indolencia o al hastío no es el camino correcto. El Evangelio nos pide tener un corazón grande. El Papa Francisco nos lo repite constantemente. Cualquier ser humano, sobre todo si se encuentra en dificultades, debería poder encontrar en nosotros, los cristianos, una mirada amiga, una sonrisa benévola, una mano tendida.
¿Cuáles propósitos formularon sobre la presencia de la Iglesia en los países del Norte de África?
No queremos ser comunidades aisladas ni solamente ocuparnos de los pocos católicos presentes (todos extranjeros que han llegado aquí para estudiar o trabajar): deseamos ser una Iglesia plenamente encarnada en el territorio, favorecer el diálogo con los musulmanes y la evolución de estas sociedades hacia la pluralidad religiosa y la libertad de conciencia. Pretendemos ponernos cada vez más y mejor al servicio de los pueblos de Marruecos, Libia, Túnez y Argelia.
Durante la asamblea pudimos escuchar a un experto que ilustró la evolución del islam en el Magreb: fue una relación muy útil que nos ayudó a comprender las dinámicas sociales actuales. En el documento final subrayamos cuán importante es para nosotros una alegría poder colaborar con el Espíritu Santo, que obra en la vida de los seres humanos, que trabaja dentro de la Iglesia, pero también fuera de ella, en la comunidad musulmana. Nosotros tenemos la tarea de valorar la obra del Espíritu Santo, lo bueno que surge en estos países.
¿Se proponen poner en marcha iniciativas pastorales para ser, como decía hace poco, una Iglesia “plenamente encarnada”?
Desde hace muchos años nuestras Iglesias están comprometidas en el frente del diálogo y las iniciativas promovidas proseguirán puesto que están dando frutos. Nos hemos dado cuenta de que es necesario mejorar la formación de los sacerdotes y de los agentes pastorales (religiosos, religiosas, voluntarios, asistentes pastorales laicos, catequistas), llamados cada día a actuar en un contexto musulmán.
En vista de este objetivo, la Iglesia marroquí quiere poner a disposición de las Iglesias del Norte de África, pero también de las Iglesias europeas, el propio Instituto Ecuménico Al Mowafaqa (El acuerdo), cuya sede se encuentra en Rabat, en mi diócesis, y que presidimos yo y la pastora de la comunidad protestante local. En este instituto se estudia la teología cristiana y al mismo tiempo se presta particular atención en el diálogo con los musulmanes y en la islamología. Consideramos que la formación de los pastores en este campo es estratégica.
¿Cuáles peculiaridades tendrá la beatificación de los 19 mártires de Argelia, que se llevará a cabo en Orán el próximo 8 de diciembre?
Durante la asamblea reflexionamos sobre el sentido que tiene esta beatificación en un país musulmán: los obispos argelinos desean que resulte evidente que esta beatificación no se celebra contra los musulmanes, sino, de cierta manera, junto a todos los que entre ellos han sido afectados por el terrorismo: hay que recordar que además de los 19 mártires cristianos, luminosos testimonios del Evangelio, perdieron la vida en manos de fundamentalistas islámicos más de un centenar de imanes que se negaron a aprobar la violencia.
Con esta celebración, que tendrá un carácter incluyente, nos proponemos honrar a nuestros 19 hermanos en la fe, pero también demostrar que el enfrentamiento no es entre musulmanes y cristianos, sino entre paz y violencia, entre prepotencia y respeto de cada ser humano, entre terrorismo y democracia.
¿La reflexión sobre la Carta del Papa Francisco al pueblo de Dios condujo a tomar alguna iniciativa específica?
Sí, decidimos instituir en cada diócesis o, por lo menos, en cada país, una comisión lista tanto para escuchar a las víctimas de abusos que podrían presentarse en un futuro como para llevar a cabo investigaciones en los casos de denuncias. Esta nueva iniciativa se sumará al compromiso ya emprendido para crear ambientes seguros para los menores.
En Italia se habla de un posible viaje del Papa Francisco a Marruecos…
Aquí no hemos recibido ninguna comunicación oficial. Si viene, lo acogeremos con los brazos abiertos, como un hijo con su amado padre.
Fuente: ANS
Entrevista a Mons. Cristóbal López
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