Rodrigo Javier Benítez Martínez sdb

 

salesianos.org.py - Este 31 de enero, estarán realizando su Profesión Perpetua tres jóvenes salesianos: Rodrigo Benítez, David Orquiola y Mathias Britos.

En este marco, estaremos compartiendo cada día sus biografías, para que conozcas más acerca de su testimonio vocacional de vida.

Rodrigo Javier Benítez Martínez sdb

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«¿Qué tienes que no hayas recibido?⁠⁠⁠» (1Cor 4,7)

¡Hola querido amigo, querida amiga! Soy Rodrigo y quiero compartirte mi historia.

Soy de raíz norteña. Mi ciudad natal es Concepción: la querida perla del norte. Mi familia es numerosa. Mi papá se llama Don César y mi mamá, Doña Filomena. Somos en total ocho hermanos y hermanas, aunque una hermana falleció antes del nacimiento: Laura. Mis hermanos son: Rosana, Raúl, Joel, Elías, Iris y Ariane. Yo estoy en el sexto lugar: soy el pahagué de los varones. 

Mis padres me han transmitido el tesoro más valioso que han podido darme: la fe.  La fe que me trasmitieron mis padres la he ido madurando en diversos tiempos y ritmos. Te cuento algo importante para mí: a los catorce años tuve una experiencia única que me ha marcado toda la vida. Fue un encuentro especial. El Señor me estaba tocando la puerta del corazón y yo he podido escuchar su voz y lo dejé entrar. Desde ese día me di cuenta que creer en Dios no significa creer en una idea grande ni tampoco practicar ciertos ritos, sino que tuve la convicción de que Dios existe realmente y que me amaba y quería invitarme a vivir una amistad profunda con él. Fue así que empecé mi propio camino de fe.

Admito que no me fue nada fácil responderle al Señor, decirle que sí de buenas a primeras. En mi camino de fe tuve que ir madurando muchas cosas, entre ellas la vocación a la que el Señor me estaba llamando. Esta inquietud ha estado en mi corazón desde entonces y fue hasta años después que pude entender más claramente la voluntad de Dios: me quería entre los hijos de Don Bosco, me quería entre los salesianos.

Terminé el colegio en el año 2012 y salí de la casa de mis padres con el propósito de decirle al Señor ¡Aquí estoy porque me has llamado! En el año 2013 y 2014 empecé mi vida salesiana viviendo en la comunidad de Ypacaraí. Recuerdo con mucho cariño los tiempos aquellos en que iniciaba mi camino en la Congregación Salesiana. Lo que más me impactó de aquellos años fue el hecho de vivir en comunidad y el poder compartir una fraternidad profunda, de estima mutua y de amor incondicional entre los hermanos. Aquello que los paganos decían de los primeros cristianos “¡Miren cómo se aman!” seguía estando tan vigente y yo lo estaba experimentando.

En el año 2015 fui a Córdoba, Argentina, para hacer la experiencia del noviciado. Allí pude profundizar con más hondura sobre la vida religiosa salesiana y la magnitud del compromiso que significa. Desde el 2016 al 2018 estuve viviendo en Asunción, mientras realizaba los estudios de filosofía y el profesorado en Ciencias Sociales. 

El 2019 y el 2020 hice la experiencia del tirocinio en Coronel Oviedo y Villarrica.  Estos dos años de intensa actividad apostólica me han ensanchado enormemente el corazón. Han sido dos años en los que me he interiorizado más fuertemente con el sistema preventivo y la espiritualidad salesiana, con la propuesta de santidad a los jóvenes y la alegría de compartir la misión salesiana con mis hermanos y con muchos laicos comprometidos con el sueño de Don Bosco. 

Desde el año 2021 hasta la actualidad estoy viviendo en Buenos Aires. Este ha sido un tiempo de mucha gracia que la congregación me ha regalado para profundizar en el estudio de la Teología y para seguir preparando el corazón de buen pastor.

Reconozco que ha sido el Señor quien me ha ido llevando de la mano todos estos años y con mucha humildad me siento muy agradecido con Dios por el don de la vocación salesiana, por eso hoy estoy aquí para decir “¡Aquí estoy Señor, porque me has llamado!”.