Padre Eugenio Rodriguez Ovelar
Hermano de sangre
del último de los Salesianos fallecidos de esta Inspectoría, el coadjuntor
Cecilio, el primer día de enero del año pasado (2014).
Eugenio tuvo su
encuentro definitivo con el Señor, el 10 de marzo del presente año 2015. Nacido
en la misma numerosa y levítica familia, -de la campaña concepcionera-, a la
que Dios bendijo con tres hijos Salesianos: dos sacerdotes, Eugenio y Leocadio,
y un coadjuntor, Cecilio. Nuestro Pa’í Eugenio, -el mayor de los tres-, tuvo
como los demás hermanos, una larga vida, hermoso regalo de Dios, llena de
buenas obras y extenso apostolado, con 86 años de edad, 66 de profesión
religiosa en la Congregación Salesiana, y 57 de fecundo sacerdocio.
He aquí la hermosa
ofrenda de una dilatada vida consagrada, en este año en que el Papa Francisco
lo dedica para que “recemos por todos los consagrados”… Así, esta comunidad
Inspectorial Paraguaya lo hace también, al ofrendar hoy la entera vida del
Padre Eugenio, a Dios, dueño de toda vida y autor de toda acción y trabajo, en
su paso por esta tierra. Y en esta actual Cuaresma que así también nos dispone
a todos, para nuestra próxima y definitiva “Pascua” con el Señor Resucitado.
Una familia
bendecida con varias vocaciones religiosas.
Sus padres se
llamaban Francisco Solano Rodriguez y Leocadía Ovelar: buenísimos y laboriosos
campesinos, tanto como católicos a machamartillo.
Educaron
ejemplarmente a sus hijos. La familia de los Rodríguez-Ovelar en Hugua Guasú,
villorio a pocos kilómetros de la ciudad de Loreto, en el distrito de
Concepción se convirtió en una fuente (Yvu, que quiere decir manantial) de
numerosas vocaciones religiosas.
Hizo su año de
noviciado en Morón, ciudad vecina a Buenos Aires. Hizo su primera primera
profesión el 31- enero – 1949 (21 años). Recibió su ordenación sacerdotal el 24
de Noviembre de 1957 en Villada. Tenía 29 años en aquel entonces.
Nunca quiso dejar
por ningún motivo la llamada que Dios le hizo con el Sacerdocio. Tampoco jamás
dudó de su fuerte vocación de Salesiano como “Educador y buen Pastor para los
jóvenes”.
Siempre fue
exigente en responder a lo que le exigían los estudios. Era un maestro y un
sacerdote bien preparado. Fue un profesor competente. Cursó la Universidad
hasta diplomarse en Derecho Civil y Ciencias Sociales, que también le sirvieron
para la docencia.
Lo que tenía que
enseñar en las aulas y lo que debía predicar en los púlpitos, le llevaba mucha
preparación. A menudo escribía lo que iba a enseñar o predicar.
Padre Eugenio Rodriguez Ovelar
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